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25-06-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Salmo 119:73-96

En su despliegue de las reflexiones acerca de Dios y de su revelación, el Salmo 119 es insuperable. Aquí me concentraré en los temas que aparecen en el Salmo 119:89-96:

(1) La palabra reveladora de Dios, la palabra que se ha puesto por escrito para convertirse en “Las Escrituras”, no es algo que Dios ha ido improvisando sobre la marcha, como si no supiese o no pudiese predecir cómo saldría todo. Nada más lejos de la verdad: “Tu palabra, Señor, es eterna, y está firme en los cielos” (119:89). Siempre estaba allí, eterna, en la mente de Dios. He aquí una de las razones por las cuales podemos confiar absolutamente en él; no hay nada que le pueda sorprender ni coger desprevenido. Como la palabra de Dios está firme en los cielos, el salmista puede añadir: “Tu fidelidad permanece para siempre” (119:90).

(2) Hay un enlace entre la palabra de la revelación, y la palabra de la creación y la providencia. Por esto, la primera parte del verso 90, “Tu fidelidad permanece para siempre”, está vinculada con lo que le precede (el final del 89) y con lo que sigue (final del verso 90). La fidelidad de Dios a través de todas las generaciones está fundada en la obra creadora y providencial de Dios: “estableciste la tierra, y quedó firme. Todo subsiste hoy, conforme a tus decretos, porque todo está a tu servicio” (119:90-91). La misma mente omnisciente, ordenante y reflexiva permanece detrás tanto de la Creación como de la revelación.

(3) Lejos de ser opresora y restrictiva, la instrucción de Dios es libertadora y esclarecedora: “He visto que aun la perfección tiene sus límites; ¡Sólo tus mandamientos son infinitos!” (119:96). Toda empresa humana, terrenal, se enfrenta con límites. Están limitados los recursos, el tiempo y la cantidad de vida que podemos dedicar a estas empresas; incluso el proyecto más sublime que se pueda imaginar puede recibir una entrega limitada de nuestra parte. Los límites se convierten en barreras frustrantes. Más de un comentarista ha observado que este verso constituye un resumen de dos líneas del libro de Eclesiastés, en el cual cada actividad que se desarrolla “bajo el sol” corre su curso y llega a su fin, o demuestra ser insatisfactoria y fugaz. En nuestra experiencia sólo hay una excepción: “sólo tus mandamientos son infinitos” (119:96).

Aquí encontramos más que una simple repetición de la conocida paradoja: la esclavitud a Dios es la perfecta libertad. Para empezar, hay que definir la libertad. Si nuestros pasos se dirigen según la Palabra de Dios, hay libertad del pecado (ver 119:133); la observación de los preceptos de Dios está vinculada con el “caminar en libertad” (119:45). Además, “reflexionar en” y “conformarse con” las palabras de Dios genera no una estrechez de miras pedante, sino una amplitud de espíritu que se extiende hacia aquello que sólo la mente de Dios puede alcanzar: “tus mandamientos son infinitos”.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Mateo 5
Mateo 5:17-20 es el comienzo de la parte central del sermón del monte. Se trata de una sección compleja, pero enormemente evocadora.

Jesús dice: “No penséis que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos sino a darles cumplimiento” (5:17). Estas líneas han dado lugar a algunas interpretaciones populares aunque dudosas. (a) Algunos creen que el verbo “cumplir” debe significar lo contrario de “abolir”, ya que la última frase exige una oposición obvia (“no […] a abolir […], sino a cumplir”). De ser así, Jesús estaría queriendo decir: “No he venido a abolir la ley sino a mantenerla preservarla guardarla”. Sin embargo, ¿ve realmente Jesús su misión en tales términos, especialmente si mantener guardar la ley se entienden simplemente considerando las exigencias y prescripciones de la misma? Incluso en algunas de las antítesis que siguen (5:21-48), ¿no parece como si Jesús estuviese introduciendo al menos algunas modificaciones? ¿No lo hace en las leyes sobre los alimentos en Mateo 15:1-20 (cf. Marcos 7:1-23)? (b) Algunos sostienen, por tanto, que Jesús sólo tiene en mente la ley moral. No obstante, no queda claro que los cristianos del primer siglo distinguiesen la ley moral de la civil y la ceremonial tan fácilmente como nosotros. En cualquier caso, 5:18 (“ni una letra ni una tilde”) suena muy estricto para permitir semejante limitación. (c) Otros siguen pretendiendo que “cumplir” significa algo como “intensificar” o incluso “mostrar el verdadero significado de”. Sin embargo, este verbo nunca tiene ese sentido.

El significado más común del verbo “cumplir” en el Nuevo Testamento tiene relación con la escatología. En el pasado, Dios predijo algo; ahora, “cumple” su palabra, lleva a cabo lo que prometió. Mateo siempre quiere expresar esta idea con él (y lo utiliza con frecuencia). Así pues, Cristo viene a decir aquí que no ha venido a abolir la ley, sino a hacer algo bastante diferente: hacer que ocurra todo lo que esta predijo. Este cumplimiento seguirá produciéndose hasta que todo lo anunciado por la ley se cumpla, muy al final de la historia (5:18). Todo esto presupone (a) que la ley desempeña una función de predicción (algo habitual en el Nuevo Testamento); (b) que Jesús muestra el verdadero significado de la ley y los profetas, no en un sentido abstracto, sino en su cumplimiento profético, la verdadera dirección hacia la que apuntan; y (c) que Jesús interpreta su propia misión como el cumplimiento profético de las promesas inherentes en la ley y los profetas. No se considera alguien que destruya todo lo que ha venido antes y empiece de nuevo, ni que mantenga simplemente la tradición precedente. Más bien, toda revelación previa apunta a él y él hace que todas sus expectativas se conviertan en realidad.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Deuteronomio 30
Promesa de restauración
30 »Y sucederá que cuando todas estas cosas hayan venido sobre ti, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y tú las recuerdes en todas las naciones adonde el SEÑOR tu Dios te haya desterrado, y vuelvas al SEÑOR tu Dios, tú y tus hijos, y le obedezcas con todo tu corazón y con toda tu alma conforme a todo lo que yo te ordeno hoy, entonces el SEÑOR tu Dios te hará volver de tu cautividad, y tendrá compasión de ti y te recogerá de nuevo de entre todos los pueblos adonde el SEÑOR tu Dios te haya dispersado. Si tus desterrados están en los confines de la tierra, de allí el SEÑOR tu Dios te recogerá y de allí te hará volver. Y el SEÑOR tu Dios te llevará a la tierra que tus padres poseyeron, y tú la poseerás; y Él te prosperará y te multiplicará más que a tus padres.
»Además, el SEÑOR tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. El SEÑOR tu Dios pondrá todas estas maldiciones sobre los enemigos y sobre los aborrecedores que te persiguieron. Y tú volverás a escuchar la voz del SEÑOR, y guardarás todos Sus mandamientos que yo te ordeno hoy. Entonces el SEÑOR tu Dios te hará prosperar abundantemente en toda la obra de tu mano, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu tierra, pues el SEÑOR de nuevo se deleitará en ti para bien, tal como se deleitó en tus padres, 10 si obedeces a la voz del SEÑOR tu Dios, guardando Sus mandamientos y Sus estatutos que están escritos en este libro de la ley, y si te vuelves al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
11 »Este mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni está fuera de tu alcance. 12 No está en el cielo, para que digas: “¿Quién subirá por nosotros al cielo para traérnoslo y hacérnoslo oír a fin de que lo guardemos?”. 13 Ni está más allá del mar, para que digas: “¿Quién cruzará el mar por nosotros para traérnoslo y para hacérnoslo oír, a fin de que lo guardemos?”. 14 Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la guardes.
15 »Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. 16 Hoy te ordeno amar al SEÑOR tu Dios, andar en Sus caminos y guardar Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que el SEÑOR tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla. 17 Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, 18 Yo les declaro hoy que ciertamente perecerán. No prolongarán sus días en la tierra adonde tú vas, cruzando el Jordán para entrar en ella y poseerla. 19 Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra ustedes de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, 20 amando al SEÑOR tu Dios, escuchando Su voz y allegándote a Él; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob».

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Salmo 119:73-96
LIBRO QUINTO
Yod.
73 Tus manos me hicieron y me formaron; Dame entendimiento para que aprenda Tus mandamientos. 74 Que los que te temen, me vean y se alegren, Porque espero en Tu palabra. 75 Yo sé, SEÑOR, que Tus juicios son justos, Y que en Tu fidelidad me has afligido. 76 Sea ahora Tu misericordia para consuelo mío, Conforme a Tu promesa dada a Tu siervo. 77 Venga a mí Tu compasión, para que viva, Porque Tu ley es mi deleite. 78 Sean avergonzados los soberbios, porque me agravian con mentira; Pero yo en Tus preceptos meditaré. 79 Vuélvanse a mí los que te temen Y conocen Tus testimonios. 80 Sea íntegro mi corazón en Tus estatutos, Para que yo no sea avergonzado.

Caf.

81 Mi alma desfallece por Tu salvación; En Tu palabra espero. 82 Mis ojos desfallecen esperando Tu palabra, Mientras digo: «¿Cuándo me consolarás?». 83 Aunque he llegado a ser como odre al humo, No me olvido de Tus estatutos. 84 ¿Cuántos son los días de Tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra mis perseguidores? 85 Fosas me han cavado los soberbios, Los que no están de acuerdo con Tu ley. 86 Todos Tus mandamientos son fieles; Con mentira me han perseguido; ¡ayúdame! 87 Casi me destruyen en la tierra, Pero yo no abandoné Tus preceptos. 88 Vivifícame conforme a Tu misericordia, Para que guarde el testimonio de Tu boca.

Lámed.

89 Para siempre, oh SEÑOR, Tu palabra está firme en los cielos. 90 Tu fidelidad permanece por todas las generaciones; Tú estableciste la tierra, y ella permanece. 91 Por Tus ordenanzas permanecen hasta hoy, Pues todas las cosas te sirven. 92 Si Tu ley no hubiera sido mi deleite, Entonces habría perecido en mi aflicción. 93 Jamás me olvidaré de Tus preceptos, Porque por ellos me has vivificado. 94 Tuyo soy, Señor, sálvame, Pues Tus preceptos he buscado. 95 Los impíos me esperan para destruirme; Tus testimonios consideraré. 96 He visto un límite a toda perfección; Tu mandamiento es sumamente amplio.

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Isaías 57
La idolatría de Israel condenada

57 El justo perece, y no hay quien se preocupe; Los hombres piadosos son arrebatados, sin que nadie comprenda. Porque el justo es arrebatado ante el mal, Y entra en la paz; Descansan en sus lechos Los que andan en su camino recto. «Pero ustedes vengan acá, hijos de hechicera, Descendientes de adúltero y ramera. ¿De quién se burlan? ¿Contra quién abren la boca Y sacan la lengua? ¿No son ustedes hijos de rebeldía, Descendientes de la mentira; Que arden con pasión entre los robles, Bajo todo árbol frondoso; Que sacrifican los hijos en las quebradas, Debajo de las hendiduras de las peñas? Entre las piedras lisas de la quebrada Está tu parte; ellas, ellas son tu suerte. También para ellas has derramado libación, Has ofrecido ofrenda de cereal. ¿He de aplacarme con estas cosas? Sobre un monte alto y encumbrado Has puesto tu cama; Allí también subiste a ofrecer sacrificio. Y detrás de la puerta y del umbral Has puesto tu señal. En verdad, bien lejos de Mí te has descubierto, Y has subido y ensanchado tu cama; De ellos has logrado pacto a tu favor, Has amado su cama, Has contemplado su virilidad. Has ido al rey con ungüento, Y has multiplicado tus perfumes; Has enviado tus emisarios a gran distancia, Y los has hecho descender al Seol. 10 Te cansaste por lo largo de tu camino, Pero no dijiste: “No hay esperanza”. Hallaste nuevas fuerzas, Por eso no desfalleciste.
11 »¿Y de quién te asustaste y tuviste miedo, Cuando mentiste y no te acordaste de Mí, Ni pensaste en ello? ¿No es acaso porque he guardado silencio por mucho tiempo Que no me temes? 12 Yo declararé tu justicia y tus hechos, Pero de nada te aprovecharán. 13 Cuando clames, que tus ídolos te libren. Pero a todos se los llevará el viento, Un soplo los arrebatará. Pero el que en Mí se refugie, heredará la tierra, Y poseerá Mi santo monte».
14 Y se dirá: «Construyan, construyan, preparen el camino, Quiten los obstáculos del camino de Mi pueblo». 15 Porque así dice el Alto y Sublime Que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: «Yo habito en lo alto y santo, Y también con el contrito y humilde de espíritu, Para vivificar el espíritu de los humildes Y para vivificar el corazón de los contritos. 16 Porque no estaré en pleito para siempre, Ni estaré siempre enojado, Pues el espíritu desfallecería ante Mí, Y el aliento de los que Yo he creado. 17 A causa de la iniquidad de su codicia, me enojé y lo herí. Escondí Mi rostro y me indigné, Y él siguió desviándose por el camino de su corazón. 18 He visto sus caminos, pero lo sanaré. Lo guiaré y le daré consuelo a él y a los que con él lloran, 19 Poniendo alabanza en los labios. Paz, paz al que está lejos y al que está cerca», Dice el SEÑOR, «y Yo lo sanaré». 20 Pero los impíos son como el mar agitado, Que no puede estar quieto, Y sus aguas arrojan cieno y lodo. 21 «No hay paz», dice mi Dios, «para los impíos».

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Mateo 5
El Sermón del monte
5 Cuando Jesús vio a las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, Sus discípulos se acercaron a Él. Y abriendo Su boca, les enseñaba, diciendo:

Las bienaventuranzas

«Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
»Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
»Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.
»Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
»Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.
»Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
»Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
10 »Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.
11 »Bienaventurados serán cuando los insulten y persigan, y digan todo género de mal contra ustedes falsamente, por causa de Mí. 12 Regocíjense y alégrense, porque la recompensa de ustedes en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que ustedes.
13 »Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
14 »Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; 15 ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. 16 Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos.
Jesús cumple la ley y los profetas
17 »No piensen que he venido para poner fin a la ley o a los profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir. 18 Porque en verdad les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla.
19 »Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque les digo a ustedes que si su justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos.

Enseñanza de Jesús sobre el odio

21 »Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: “NO MATARÁS” y: “Cualquiera que cometa homicidio será culpable ante la corte”. 22 Pero Yo les digo que todo aquel que esté enojado con su hermano será culpable ante la corte; y cualquiera que diga: “Insensato” a su hermano, será culpable ante la corte suprema; y cualquiera que diga: “Idiota”, será merecedor del infierno de fuego.
23 »Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
25 »Ponte de acuerdo pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y seas echado en la cárcel. 26 En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

Enseñanza de Jesús sobre el adulterio

27 »Ustedes han oído que se dijo: “NO COMETERÁS ADULTERIO”. 28 Pero Yo les digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón. 29 Si tu ojo derecho te hace pecar, arráncalo y tíralo; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te hace pecar, córtala y tírala; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno.
31 »También se dijo: “CUALQUIERA QUE REPUDIE A SU MUJER, QUE LE DÉ CARTA DE DIVORCIO”. 32 Pero Yo les digo que todo el que se divorcia de su mujer, a no ser por causa de infidelidad, la hace cometer adulterio; y cualquiera que se casa con una mujer divorciada, comete adulterio.

Enseñanza de Jesús sobre el juramento falso

33 »También han oído que se dijo a los antepasados: “NO JURARÁS FALSAMENTE, SINO QUE CUMPLIRÁS TUS JURAMENTOS AL SEÑOR”. 34 Pero Yo les digo: no juren de ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de Sus pies; ni por Jerusalén, porque es LA CIUDAD DEL GRAN REY. 36 Ni jurarás por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro ni un solo cabello. 37 Antes bien, sea el hablar de ustedes: “Sí, sí” o “No, no”; porque lo que es más de esto, procede del mal.

Enseñanza de Jesús sobre la venganza

38 »Ustedes han oído que se dijo: “OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE”. 39 Pero Yo les digo: no resistan al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. 40 Al que quiera ponerte pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa. 41 Y cualquiera que te obligue a ir un kilómetro, ve con él dos. 42 Al que te pida, dale; y al que desee pedirte prestado, no le vuelvas la espalda.

El amor verdadero y su recompensa

43 »Ustedes han oído que se dijo: “AMARÁS A TU PRÓJIMO y odiarás a tu enemigo”. 44 Pero Yo les digo: amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen, 45 para que ustedes sean hijos de su Padre que está en los cielos; porque Él hace salir Su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. 46 Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa tienen? ¿No hacen también lo mismo los recaudadores de impuestos? 47 Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen más que otros? ¿No hacen también lo mismo los gentiles? 48 Por tanto, sean ustedes perfectos como su Padre celestial es perfecto.

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